Del desierto a la cima


por DP

…y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto, y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados. 1 Reyes 19:4

El profeta Elías acababa de presenciar uno de los milagros y de las victorias más reconocidas en la historia bíblica. Demostró ante todo el pueblo de Israel que Baal era un dios falso y por mandato del Señor había derrotado a 450 falsos profetas a filo de espada. Acab, rey de Israel, tenía un esposa llamada Jezabel, a la que le contó de este suceso. Jezabel enfurecida envió un mensajero a Elías para decirle que al día siguiente lo mataría como había hecho él a los profetas, y si no lo hacía, que sus dioses la castigaran sin piedad. Elías al escuchar esto, tuvo temor y huyó. Dice la historia que se sentó bajo un arbusto y protestó.

Es muy interesante que luego de una victoria tan grande, este profeta que acababa de demostrar que el único y verdadero Dios era el Dios de Israel y que incluso había derrotado a 450 hombres, huyera por un simple mensaje. No estoy minimizando la gravedad del mensaje, sino el contexto mismo del mensaje y de la reacción de Elías al mismo. Elías salía de una victoria sin precedentes y de demostrar que los dioses a los cuales Jezabel se refería no tenían poder ni existían. De hecho, la acción misma de Jezabel demostraba que le temía al profeta, porque no envió soldados, sino simplemente un mensajero para llevar un mensaje vacío y sin sustancia. No empece a esta realidad, Elías tuvo temor y huyó rumbo al desierto quejándose y deseando morirse.

Cuantas veces nos sucede esto a nosotros. Acabando de tener una gran victoria, nos amedrentamos por simples palabras que no tienen fundamento. Comenzamos a huir hacia lugares desérticos, sin rumbo, deseando que nuestra vida sea otra, deseando en ocasiones morir porque no podemos comprender por qué estamos en el lugar o la situación en la que nos encontramos. Parece no tener explicación. En vez de celebrar, nos deprimimos. Y todo por una palabra sin fundamento.

Mi intención no es el simplificar la condición de depresión y mucho menos ignorar que existen profesionales que te pueden ayudar, sino el hacerte entender que Dios está atento a tu vida y que desea restaurarte. No escuches voces vacías, no te muevas por temor, son palabras que no tienen fundamento. Confía, el Dios Todopoderoso está presto a socorrerte. Dios nunca respondió a las aseveraciones negativas de Elías, nunca respondió a aquellas palabras que Elías usaba para degradarse, para hacerse menos de lo que era. Dios no valida nuestras palabras de derrota, pero sí nos entiende y nos ama. Elías recibió sustento a través de un ángel que le servía en el momento difícil, y la instrucción de Dios para él fue, “levántate y come, que largo camino te resta.” Se sustentó con la provisión que Él mismo le había enviado, y esto le dio fuerzas para caminar 40 días hasta llegar a la cima del monte.

Cierra tus oídos a palabras de derrota, huecas y vacías. Largo camino te resta por andar, este no es el final y mucho menos tu destino. Tus circunstancias no te definen. Lo que otros dicen de ti, no te dan identidad. Las palabras de temor no te dirigen. Hay ángeles que te sirven en medio de tu circunstancia. Fuiste creado para grandeza, para las alturas y con un propósito maravilloso. Así es que, susténtate con su Palabra, camina y vence.

Tu vida dará un nuevo giro y verás que irás del desierto a la cima. ¡Nos vemos en la cima!

“RESPIRA con expectación, VIVE con confianza y MUÉVETE con valentía”

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