¡Bienvenido a casa!


Abrió los ojos y se despertó. Había sido otra noche sin descanso. Su corazón estaba dolorido. ¿Había sido todo un sueño? Como pudo, se apresuró al cuarto de su hijo. Allí estaba como el día anterior, una cama vacía, y el dolor se hizo aún más pronunciado. Caminando lentamente alrededor de la habitación se preguntaba por qué se había ido. Él le había dado todo lo que necesitaba y lo había amado todos los días desde el día en que nació. “¿Por qué iba a dejar un lugar de amor por una vida lujosa?” Se preguntó. ¿Cuántas noches la habitación fue testigo de las risas y los cuentos, y sí, las lágrimas. En aquel entonces, la habitación era un lugar cálido. Se acostó sobre la cama y lloró hasta quedarse dormido con la esperanza de que se convierta en un lugar cálido de nuevo. ¡Cuánto daría por tener la oportunidad de revolver el cabello de su hijo otra vez, mientras duerme, darle un abrazo y besarlo. Después de un rato abrió los ojos mientras el sol comenzaba a subir, calentando el cuarto donde estaba, pero no lo suficientemente como para borrar la sensación fría del espacio vacío en su corazón.

Y mientras pasaban los días, se mantenía distraído atendiendo la granja, las ovejas y sus siervos lo cual era bueno. Pero de vez en cuando se sorprendía mirando a la distancia, nostálgico, y esperanzado. ¿Cuántas veces lo había hecho y nada? Debería él darse por vencido al hecho de que su hijo no regresaría? Pero este amor era tan profundo, tan ancho, que encendía su esperanza constantemente.

Mientras sus sirvientes, le informaban sobre el trabajo del día, miró a la distancia una vez más, y entonces y allí vio algo que no había visto antes. Una silueta con la que él estaba muy familiarizado. ¿Podría ser? ¿Podría ser éste su hijo? Estregándose los ojos como si estuviera viendo una visión, se asomó a ver con claridad, dejando a todos mientras seguían hablando. Y el corazón estalló, lleno de amor y compasión, como nunca antes. ¡Era él! Sin considerar cómo se vería o lo que la gente pudiera pensar, corrió desesperadamente hacia su hijo, nada más importaba, su hijo había regresado. Con lágrimas en los ojos y tratando de recobrar el aliento, lo abrazó y lo besó como si nunca lo dejaría ir de nuevo. Su hijo estaba sucio, desnutrido y herido. Pero ahora estaba en casa y todo estaría bien. Él que estaba perdido había sido encontrado.

Éste podrías ser tú. En el exterior una sonrisa siempre se percibe en tu rostro, pero en el interior careces y estás necesitado. Estás sufriendo y deseas desesperadamente volver a casa. Ten confianza y hazlo, todo estará bien. Así que, adelante, vuelve a tu padre, al que te ama de una manera que sobrepasa todo entendimiento. Él ha estado anhelando tu regreso, y te está esperando.

Y cuando vea un atisbo tuyo, correrá hacia ti a abrazarte y besarte y te dirá: ¡Bienvenido a casa mi hijo, bienvenido a casa!

Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó. – Lucas 15:20

“RESPIRA con expectación, VIVE con confianza y MUÉVETE con valentía”

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© Copyright DP, 2012

Las citas bíblicas son tomadas de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, derechos de autor © 1996, 2004, 2007 por Tyndale House Foundation. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., Carol Stream, Illinois 60188. Todos los derechos reservados.

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