¿Agua dulce o amarga?


Quiero hacer un comentario acerca de la próxima elección.

Tengo una preocupación.

Pero no estoy preocupado por lo que quizás piensas que me preocupa. Esto no es un opinion política. En realidad no me preocupa para nada quien saldrá electo, porque en los E.U. la opción es binaria. Yo ya hice la mía y voté. Y eso no es de lo que voy a estar hablando aquí tampoco.

Me preocupan las relaciones que se están lacerando y rompiendo. Me preocupa el tono que se ha estado usando. Me preocupa el carácter crudo que se está develando. Estoy preocupado por aquellos que proclaman tener el mensaje de vida, pero hablan como si no la hubiese. Mi preocupación es por las amistades que porque otro tenga una opinion diferente, se rechacen en los días que se avecinan. Me preocupa la falta de madurez para tener una conversación honesta y con respeto acerca de opiniones disidentes. Me preocupa el lenguaje que nuestros corazones están hablando. Estoy preocupado de que estemos ciegos y sordos a lo que nuestras propias palabras están diciendo. Mi preocupación es por nuestras verdaderas prioridades.

Parece que se nos olvida que después de estos días, aquellos a quienes nos referimos como si no fueran personas, posiblemente tengamos que interactuar con ellos nuevamente. Parece que se nos olvida que después de las elecciones, tendremos que tener comunidad nuevamente. Se nos olvida que ya sea por Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, TikTok, o cualesquiera sea la plataforma que usemos, nos estamos marcando sea con odio o con amor. Que no quede duda, nuestras palabras nos marcan.

Las elecciones vienen y van. La familia se mantine. La comunidad se mantiene.

¿Pregúntate cuál ha sido tu motivación? ¿Has estado respaldando a tu candidato por la plataforma que posee y los hechos, o por el odio y el repudio que sientes por su oponente? ¿Que le has estado enseñando a tu hijos? ¿Que mensaje están escuchando? ¿Por un lado que deben ser buenos ciudadanos y amar al prójimo, y por el otro odiar todo lo que diga el candidato X porque es una mala persona? ¿No es eso la definición de ceguera?

Santiago, el hermano de Jesús, habló acerca de la capacidad que tienen nuestras palabras.

Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Santiago 3:9-11 (RVR60)

Así que, ¿que sale de nuestra fuente?

¿Son nuestras palabras agua dulce para aquellos que las escuchan o estamos creado heridas y derramando agua amarga con ellas?

Si tus palabras, aún las escritas, nacen de resentimiento, odio, burla o altivez, no son palabras que refrescan. Tampoco se justifican porque el candidato que tiene una opinion contraria las use. Y todos los lados en esta elección las ha usado. Aguas amargas.

La pregunta sigue en pie. ¿Que sale de nuestra fuente? ¿Son nuestras palabras agua dulce o agua amarga? Si es esta última, pausa. Mira profundamente en tu interior. Reflexiona, y quizás, y de ser necesario, borra aquello que has escrito como agua amarga e intenta subsanarlo. El mundo necesita refrigerio y estamos llamados a derramar nuestras vidas como vasijas de honor. Vasijas de agua dulce.

Quizás esta es la manera que la sanidad comience.

Y comienza contigo y conmigo.

“RESPIRA con expectación, VIVE con confianza y MUÉVETE con valentía”

¿Quieres esta inspiración de café por correo electrónico todas las mañanas? Ingresa tu dirección de correo electrónico para suscribirte en la parte superior derecha de esta página, debajo de la casilla de “Subscribe” ¿Te gusta este escrito y deseas compartirlo? Simplemente añade tu comentario abajo en “Leave a Reply” o compártelo en Facebook, Twitter, o por correo electrónico usando cualesquiera de los botones al lado de “Share this:”

© Copyright Danny Maldonado, 2020

COMMENT ON THIS POST