La Gran Manzana fue el escenario. El corazón le latía intensamente, ella sabía que había llegado el momento, ella sabía que esto era diferente. Sus ojos se movían de un lado a otro y cada vena en su rostro se llenó con la presión de todos sus músculos concentrados en la tarea. El dolor y la lucha llenaron la atmósfera, y en un momento, la alegría y la calma reinaron en la habitación. Fue el cuatro de mayo a las 3:00 am, cuando todo comenzó.
Ese día surgió una voz, se escuchó con fuerza como profetizando de la pasión que guiaría sus pasos por el resto de su vida. No fue entendida de ese modo al momento, como muchas otras grandes voces que han surgido, fue confundida a ser “otra” voz. Pero su voz ese día estaba ensayando para lo que sería la tarea de toda su vida; El adorar al Todopoderoso. Una voz fuerte y un corazón humilde, manos amorosas y un espíritu firme.
Cuatro de mayo, aquel día todo empezó. Ese día una promesa fue traída a la vida. Una promesa de una vida llena de alegría, de esperanza, de potencial y de alabanza. También una vida que vería muchos obstáculos, cicatrices y pruebas que intentarían silenciar su voz. Pero la alabanza siempre encontró el camino del corazón a sus pulmones y al resonar en su voz.
Hoy esa voz sigue siendo escuchada. A veces, en las primeras horas de la mañana o tarde en la noche, su voz resuena las palabras de Aquel que le dio propósito, y que le dio su voz.
Cuatro de mayo, ese fue el día en que la mujer a quien amo nació, y ese día mi promesa nació también.
¡Feliz cumpleaños Sandy!
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¡Feliz cumpleaños Sandy!
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